FAQ

Preguntas frecuentes

¿Cuánto tarda en curarse una rotura fibrilar?

Las roturas fibrilares son lesiones que comprometen al músculo que la padece realizar su función de manera adecuada.

El tiempo de recuperación es variable, entre 4 y 6 semanas para los casos más leves y entre 8-12 semanas en aquellas roturas más graves.

Habitualmente el tratamiento consiste en reposo deportivo, frio intermitente, antiinflamatorios y ejercicios suaves. Posteriormente es posible volver a la actividad deportiva o laboral normal de forma progresiva, aunque un adecuado programa de fisioterapia puede ayudar a la readaptación, sobre todo en el caso de lesiones graves o repetitivas.

¿Qué tipos de infiltraciones hay?

Las infiltraciones consisten en introducir en una articulación o tejido mediante una inyección, una sustancia para lograr un alivio de dolor y recuperar la función.

Los tipos más comunes de infiltraciones son 3: las de corticoides, el ácido hialurónico y las terapias biológicas como el PRP (plasma rico en plaquetas) o células madre.

Cada tipo de infiltración aportará un beneficio concreto para cada paciente. Las infiltraciones pueden tener varios efectos, desde “curar” hasta aliviar temporalmente unos síntomas concretos.

¿Cuándo hay que operar un menisco roto?

No todas las roturas de menisco hay que operarlas, de hecho, a día de hoy, la evidencia científica nos recomienda intentar evitar la cirugía en algunos tipos de rotura.

Es recomendable operar una rotura meniscal en lesiones agudas donde el menisco es inestable o provoca sintomatología como derrames articulares (inflamación), bloqueos o un dolor que no podemos controlar con otras medidas.

En las lesiones más crónicas, la necesidad de cirugía es más dudosa, y habitualmente intentaremos evitar la cirugía controlando el dolor y recuperar la función con fisioterapia e infiltraciones

¿Qué diferencia hay entre una fisura y una fractura?

Tanto la fisura como la fractura son roturas de un hueso. Habitualmente reservamos el término fisura para describir fracturas que no se han desplazado o fracturas parciales del hueso. Estas fisuras son lesiones habitualmente estables, donde es rara la necesidad de una cirugía.

La fractura por otra parte, engloba tanto a las roturas oseas desplazadas como a las no desplazadas (fisuras). Debido a este desplazamiento, es más frecuente la necesidad de cirugía para volver a colocar los fragmentos óseos en su sitio.

¿Cuándo poner una prótesis?

Las prótesis son cirugías donde sustituimos una articulación dañada (habitualmente por artrosis, aunque hay otras causas) por otra articulación artificial, generalmente de metal. El objetivo de la prótesis es aliviar el dolor y restituir la movilidad y función de la articulación. Las prótesis son cirugías electivas, es decir, es el paciente de acuerdo con el cirujano el que elige intervenirse cuando tiene un dolor insoportable o una pérdida de función importante.

¿Qué tipos de cirugía realiza un traumatólogo?

El nombre real de la especialidad es cirugía ortopédica y traumatología, por lo que los traumatólogos, aunque tratemos fracturas y lesiones musculares, óseas, etc mediante terapias no quirúrgicas, somos ante todo cirujanos. Las cirugías van desde roturas de huesos, tendones y ligamentos hasta cirugías de prótesis, cirugías de la mano o del pie. Dentro de los traumatólogos hay especialistas que se dedican concretamente a zonas del cuerpo concreta (por ejemplo cirujanos de columna) o a patologías específicas (cirujanos deportivos o artroscopistas)

¿Es obligatorio operarse de la artrosis?

La respuesta es no. De hecho, la mayor parte de las personas que tienen artrosis nunca llegan a operarse. La artrosis es un envejecimiento de la articulación, y las medidas iniciales más efectivas son el control del peso, realizar ejercicios concretos para cada articulación, la fisioterapia y las infiltraciones. En el caso de padecer una artrosis muy limitante o que no controlamos con estas medidas es cuando se indican cirugías para controlar el dolor y devolver la función como las prótesis de rodilla o cadera.

¿Cómo es la recuperación tras una cirugía de prótesis?

Cada paciente se recupera de una forma distinta, aunque es cierto que existen una serie de tiempos que son comunes. Distinguimos 3 etapas fundamentales:

Postoperatorio inmediato (entre el primer día y las 2/3 primeras semanas). Es la etapa más dolorosa, los primeros días es habitual la sensación de tirantez en la herida quirúrgica, y es cuando debemos comenzar a realizar ejercicios de movilidad en la zona intervenida y comenzar a caminar.

Posoperatorio medio: Entre las 2/3 primeras semanas y hasta la 6/8 semanas. Es el periodo donde más movilidad ganaremos, comenzaremos de forma progresiva a caminar cada vez más, y dejaremos de padecer ese dolor postoperatorio intenso, que se transformara en un dolor más tolerable o molestia. Durante esta etapa iremos abandonando las muletas y recuperando una vida más normal

Posoperatorio tardío: Entre el 2do mes y el 4to mes. Esta es la etapa final de recuperación. Aun tendremos días con molestias y dolor, pero este será cada vez menos intenso y menos duradero. La inflamación es habitual que pueda persistir hasta el cuarto mes, aunque cada vez será menor. Caminaremos sin muletas y podremos recorrer distancias más largas. Es a partir de esta etapa cuando los pacientes se dan cuenta realmente del beneficio de haberse operado.

¿Cuánto tarda en recuperase de una artroscopia?

Depende del procedimiento realizado. En el caso de una retirada de cuerpos libres o una meniscectomía, los pacientes pueden salir caminando del quirófano, y la recuperación varía entre 15 días y un mes aproximadamente. En otros casos, como reconstrucciones de ligamentos o procedimientos en el cartílago, la recuperación es de varios meses en función del tratamiento realizado.

¿Es mejor una resonancia o una ecografía?

Cada prueba tiene sus ventajas. La resonancia es una prueba con una capacidad para detectar lesiones muy altas y nos permite valorar adecuadamente los ligamentos, meniscos, cartílago articular, etc. Sin embargo, es una prueba estática, es decir, se hace como una fotografía del momento y no nos da información de cómo se comporta un tendón por ejemplo ante el movimiento. La ecografía, aunque es menos sensible y muy dependiente del personal que la realice, nos da información dinámica, es decir, como una película donde podemos ver cómo se comporta un tejido con el movimiento.  Cada prueba aporta información complementaria y ambas son útiles para el diagnóstico de patologías concretas

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