¿Qué es el pinzamiento o choque femoroacetabular?
Podemos definir el síndrome de pinzamiento o choque femoroacetabular como un contacto anormal entre el fémur y el acetábulo cuando movemos la cadera. Este choque se produce por un sobrecrecimiento óseo o alteraciones de la anatomía que provocan que durante determinados movimientos de la cadera el fémur impacte en el acetábulo, provocando por dolor de cadera progresivo y puede dar lugar a distintos grados de del cartílago articular, del labrum acetabular (el menisco de la cadera) y finalizar en artrosis a largo plazo. Aunque hasta el 20% de la población tiene alteraciones anatómicas que son compatibles con padecer esta patología, solo la cuarta parte de estas personas sufrirán el síndrome.
¿Por qué se forma el choque femoroacetabular? Causas del pinzamiento
Aunque la razón real permanece desconocida, existen varias teorías que intentan explicar porque se forma este síndrome. La más extendida explica el problema como una displasia de cadera, es decir, un defecto en la formación de la cadera durante el desarrollo, en este caso durante la niñez y adolescencia. La teoría defiende que pequeños traumatismos de forma repetida provocan que exista un sobrecrecimiento óseo a nivel del cuello del fémur o del acetábulo, que con el tiempo provocaría el pinzamiento. El motivo fundamental en el que se basa esta teoría es que en las personas que han practicado deporte de forma intensa durante la adolescencia la aparición alteraciones anatómicas que se relacionan con este síndrome es superior a la media.
Tipos de Choque femoroacetabular
Distinguimos principalmente tres tipos de pinzamientos.
- TIPO CAM: Este tipo surge cuando el cuello femoral se encuentra engrosado, provocando que impacte sobre el labrum acetabular. Es más frecuente en varones por debajo de los 45 años.
- TIPO PINCER: Más frecuente en mujeres entre los 35 y los 55 años de edad que sean muy activas. En este tipo el problema está en la pelvis, concretamente en el acetábulo que abraza al cuello femoral más de lo normal provocando una menor movilidad y el choque de ambos huesos.
- TIPO MIXTO: Es sin duda el tipo más frecuente. Surge cuando hay características de ambos tipos de pinzamientos, es decir, el cuello femoral está aumentado de tamaño y a la vez el acetábulo provoca una sobre cobertura del fémur, limitando aún más la movilidad.
Esta enfermedad, en aquellos pacientes que provoca síntomas provoca lesiones dentro de la articulación de la cadera: Lesión del labrum acetabular, pequeñas delaminaciones o lesiones del cartílago articular de la cadera, inflamación del tejido sinovial de la cadera, y a largo plazo se relaciona con artrosis de cadera.
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Síntomas del pinzamiento femoroacetabular
Los síntomas de esta patología pueden ser variados. Hay que recordar que existe un amplio porcentaje de la población que presenta alteraciones anatómicas en las pruebas de imagen que se encuentran como hallazgo casual, y no padecerán problemas por tener estas alteraciones.
Habitualmente la sintomatología comienza de forma intermitente y progresiva y es habitual que los pacientes que sufren este síndrome sean personas físicamente activas ya sea practicando deporte o desarrollando su profesión.
Dolor: Habitualmente el dolor suele aparecer en la ingle, aparece de forma progresiva, por lo general tras hacer deporte. El estar sentado en una silla puede aumentar el dolor, así como el permanecer con la cadera flexionada o al cruzar las piernas. A largo plazo si el paciente desarrolla una artrosis de cadera el dolor puede llegar a aparecerle ante actividades normales como caminar o levantarse de una silla.
Perdida de movilidad: Está provocada por ese choque óseo que es anormal. Al impactar el fémur con el acetábulo impide que la cadera realice el arco de movimiento completo.
Alteraciones al caminar: ocasionalmente estos pacientes refieren caminar con la pierna hacia afuera o “el pie mirando hacia afuera”. Esto es debido a la posición que debe adoptar el fémur para no chocar con el acetábulo
Clicks o Chasquidos: Podemos notar que tenemos chasquidos en la cadera. La causa de esto puede ser la lesión del labrum acetabular o lesiones del cartílago articular, así como una movilidad anormal de la cadera provocada por la displasia.
Diagnóstico del pinzamiento femoroacetabular
Existen varias enfermedades que pueden confundirse con el pinzamiento femoroacetabular por lo que es fácil confundir los síntomas de esta enfermedad con otras patologías. Siempre debemos descartar problemas en la columna lumbar, la pubalgia del deportista, lesiones del psoas, etc.
Las pruebas que podemos emplear para valorar las estructuras son la radiografía simple, la cual nos da el diagnostico, la resonancia magnética que nos permitirá valorar el estado del labrum acetabular y del cartílago y el TAC.
Tratamiento del pinzamiento femoroacetabular
El tratamiento de esta patología busca como objetivo principal disminuir el dolor de cadera y que los pacientes no pierdan movilidad y puedan reincorporarse a sus actividades deportivas o laborales normales.
Tratamiento sin cirugía
Inicialmente el objetivo será controlar el dolor y ganar la movilidad que se haya perdido, intentando evitar la cirugía. Para ello nos ayudaremos de tres terapias complementarias que han demostrado resolver la sintomatología en el 80% de los pacientes.
- Fisioterapia: El objetivo fundamental será recuperar toda la movilidad posible de la cadera, así como el fortalecimiento de la musculatura de la cadera, especialmente los músculos pelvitrocantéricos. Basada en activar la musculatura flexora y los rotadores externos de la cadera, así como la musculatura glútea, la fisioterapia es parte fundamental del tratamiento.
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- Modificación de actividad: La modificación de la actividad inicialmente se basa en disminuir el nivel de intensidad deportiva evitando aquellos movimientos que causan dolor para posteriormente reincorporarnos con un adecuado entrenamiento. En esta patología es fundamental evitar ejercicios que lleven a la cadera a flexión máxima.
- Infiltraciones: Las infiltraciones servirán para calmar el dolor inicial y comenzar una fisioterapia adecuada sin dolor. Existen tipos distintos de infiltraciones como las corticoanestésicas, las de ácido hialurónico o las basadas en terapias biológicas. En la cadera es fundamental realizarlas bajo control ecográfico o de rayos X.
Como hemos referido, el lograr realizar de forma adecuada este tratamiento conservador presenta elevados porcentajes de éxito. Para ese pequeño porcentaje de pacientes en los que no se logra el alivio sintomático con estas medidas se propone el tratamiento quirúrgico
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Tratamiento con cirugía del pinzamiento femoroacetabular
En casos donde la respuesta al tratamiento no quirúrgico no resulta efectiva o en aquellas alteraciones muy severas, se puede solucionar el problema mediante una cirugía. La cirugía se basa en corregir esas anormalidades anatómicas que están generando el pinzamiento, así como tratar las lesiones secundarias que han podido ir apareciendo.
A día de hoy existen dos técnicas que se emplean para tratar estas lesiones, la cirugía artroscópica y la cirugía con incisión mini-open o poco invasiva
La cirugía artroscópica se basa en emplear dos o tres pequeñas incisiones y a través de una cámara y el instrumental adecuado ir eliminando ese exceso de hueso, ya sea a nivel del cuello femoral o a nivel del acetábulo que provocan el pinzamiento. Además, permite realizar la reparación del labrum articular e incluso de eliminar cuerpos libres o realizar algunos tratamientos sobre el cartílago.
Cuando no es posible realizar la cirugía por técnica artroscópica (acceso difícil al área lesionada, etc), existe la opción de realizar la cirugía mini open a través de una pequeña incisión en la parte anterior del muslo. La cirugía suele requerir control de rayos X durante el procedimiento y suele hacerse bajo anestesia raquídea (se duerme el cuerpo de cintura para abajo) o general (se duerme el cuerpo entero). Dependiendo de la lesión a tratar la duración del procedimiento puede ser mayor o menor.
Habitualmente la recuperación de la movilidad es inmediata, aunque suele ser necesario realizar fisioterapia postoperatoria para recuperar masa muscular y mantenter la movilidad ganada en la cirugía. La recuperación para andar sin muletas suele ser de uno a dos meses, y para volver a practicar deporte unos cuatro meses, aunque depende del tipo de lesión tratada.
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Esta cirugía se suele realizar con anestesia general o anestesia raquídea (se duerme el cuerpo de cintura para abajo). La duración es de entre 60 y 90 minutos y mediante unos cortes en el hueso se retira la articulación dañada y se colocan los implantes tanto en el fémur como en el acetábulo. Posteriormente se realizan pruebas de movilidad para ver que la prótesis recién implantada se mueve de manera adecuada y es estable. Una vez colocada la prótesis se cierra la herida quirúrgica. El ingreso medio es de tres días tras lo cual el paciente se puede ir a casa andando con unas muletas. Habitualmente los pacientes notan mejoría del dolor inmediata, y el tiempo de recuperación para andar sin muletas es entre el primer y el segundo mes.