La rotura del tendón de Aquiles es una lesión muy grave que afecta al tendón de Aquiles, que se encuentra en la parte posterior del tobillo. Este tendón conecta los músculos de la pantorrilla, el gemelo, con el hueso del talón (calcáneo), y es esencial para actividades que implican caminar, correr, saltar y ponerse de puntillas. Es una lesión que afecta especialmente a personas deportistas, aunque como veremos a continuación, cualquier persona puede sufrir esta lesión.
Por qué se rompe el tendón de Aquiles
- Actividad física intensa: Deportes que implican movimientos bruscos, como pádel, tenis, el fútbol y el atletismo, pueden causar una rotura del tendón de Aquiles. El mecanismo de lesión suele producirse en el momento del arranque de la carrera o caída de un salto, donde el tendón sufre una contracción repentina y la fuerza que debe soportar supera a su capacidad de resistencia.
- Caídas o accidentes: Un trauma directo en la parte posterior del tobillo, como una caída o un accidente, puede provocar la rotura del tendón. En las caídas es habitual la contracción excéntrica que provoca la ruptura
- Debilidad o degeneración del tendón: La degeneración del tendón debido a la edad, el uso excesivo de forma dañina o condiciones como la tendinosis pueden debilitar el tendón y aumentar el riesgo de rotura. Existen medicamentos como los antibióticos fluoroquinolonas y los corticosteroides, pueden debilitar los tendones y predisponer a la rotura.
- Alteraciones biomecánicas en la alineación del pie, como los pies planos o la hiperpronación, pueden aumentar la tensión en el tendón de Aquiles.
Realmente cuando existe una rotura aparecen dos causas de forma habitual, una tensión excesiva que debe soportar el tendón y una degeneración previa en la zona afectada. Esta zona suele coincidir con una región hipovascular (zona con poco aporte sanguineo) que predispone a la lesión. La zona degenerada es más débil que el resto del tendón, por lo que, en esos momentos de estrés, sobre todo si son repetitivos, el tejido va debilitándose hasta que finalmente acaba por romperse.
Tipos de rotura
- Rotura parcial: Solo una parte del tendón se rompe, dejando el resto intacto. Los síntomas pueden ser menos graves y la funcionalidad del tobillo puede estar parcialmente conservada, habitualmente se asocia a lesiones con síntomas de largo tiempo de evolución y es más habitual en personas de mediana edad o que presentan factores de riesgo como haber tomado algunos medicamentos o soportar infiltraciones.
- Rotura completa: El tendón se rompe completamente, separando los músculos de la pantorrilla del hueso del talón. Esto generalmente resulta en una pérdida total de la función del tendón. Suele producirse en el tercio medio del tendón a unos 4-6 cm de su inserción en el talón
- Rotura en la unión músculo-tendinosa: Ocurre en la unión entre el músculo y el tendón, una región menos común para las roturas. Puede requerir el añadir una plastia o técnicas quirúrgicas más complejas para su reparación
- Rotura en la inserción o fractura-avulsión: Ocurre en la inserción del tendón en el hueso del talón, puede desprenderse un fragmento óseo del calcáneo que en ocasiones requiere realizar una fijación con tornillos.
Diagnóstico
El paciente que presenta una rotura del tendón de Aquiles suele referir una sensación de golpe en el talón en el momento de la rotura (como si le hubieran golpeado con una piedra). A partir de ese momento, se produce dolor, dificultad para caminar y ponerse de puntillas. Es habitual palpar una brecha en la zona rota del tendón. La prueba de Thompson, donde se aprieta la pantorrilla para ver si el pie se mueve, puede confirmar una rotura completa si no hay movimiento del pie. El diagnostico de confirmación suele realizarse con una ecografía donde puede apreciarse si existe una rotura parcial o completa.
La Resonancia magnética es útil para evaluar la extensión de la rotura y el estado general del tendón y los músculos circundantes. Se utiliza cuando el diagnóstico no es claro con otras herramientas de imagen.
Tratamiento Conservador
El tratamiento conservador puede ser una opción para ciertos pacientes, especialmente aquellos con roturas parciales o que tienen un riesgo quirúrgico elevado. Se realiza mediante inmovilización con una bota ortopédica o un yeso para inmovilizar el pie y el tobillo en una posición de equino (punta del pie hacia abajo) permite que los extremos del tendón roto se aproximen y cicatricen. La inmovilización generalmente dura de 6 a 8 semanas, seguida de una movilización gradual, y posteriormente un tratamiento de fisioterapia. El tratamiento no quirurgico, aunque efectivo tiene una tasa superior de nuevas roturas si lo comparamos con la cirugía, por eso en los pacientes jóvenes y activos se suele recomendar la reparación mediante cirugía.
Tratamiento Quirúrgico
Como hemos comentado previamente, en pacientes activos el tratamiento quirúrgico es a menudo la mejor opción para las roturas completas del tendón de Aquiles y para aquellos pacientes que desean una recuperación más rápida y un menor riesgo de re-ruptura. Existen varias opciones de tratamiento, aunque como ahora veremos:
- Reparación quirúrgica abierta: En este procedimiento, se realiza una incisión en la parte posterior del tobillo para acceder y suturar los extremos rotos del tendón. La reparación abierta es la técnica más comúnmente utilizada y proporciona una fijación sólida, generalmente empleando suturas de alta resistencia.
- Reparación percutánea: Este procedimiento mínimamente invasivo utiliza pequeñas incisiones y agujas para suturar el tendón roto. La reparación percutánea puede reducir el riesgo de complicaciones relacionadas con la herida como infecciones o necrosis de los bordes cutáneos, dado que estas complicaciones se asocian a la reparación abierta.
Tras la cirugía la fisioterapia intensiva es esencial para recuperar la movilidad, la fuerza y la función del tobillo y de los gemelos. Un programa de ejercicios supervisado ayuda a asegurar una recuperación exitosa y a prevenir recurrencias.
Recuperación tras la cirugía de Aquiles
La recuperación de la rotura del tendón de Aquiles varía según el tipo de tratamiento recibido y la extensión de la lesión. Los pacientes que se intervienen comienzan a pisar empleando una bota a las 2 o 3 semanas tras la cirugía. La recuperación completa puede tardar de 6 a 12 meses, con un enfoque en la restauración de la movilidad y la fuerza del tendón. Para los pacientes que se someten a tratamiento quirúrgico, el tiempo de recuperación puede ser más rápido, con la mayoría de los pacientes recuperando la funcionalidad del tendón en unos pocos meses. Sin embargo, la rehabilitación intensiva es crucial para asegurar una recuperación completa y para minimizar el riesgo de complicaciones y recurrencias.
Pinche aquí para ver nuestro protocolo de recuperación tras cirugía del tendón de Aquiles
¿Cómo prevenir las lesiones en el tendón de Aquiles?
-Calentamiento y estiramiento: Realizar un calentamiento adecuado antes de la actividad física y estiramientos regulares para mantener la flexibilidad de los tendones y del complejo gemelo-tendón de Aquiles.
-Fortalecimiento muscular: Un programa de ejercicios de fortalecimiento para los músculos de la pantorrilla y el tobillo, especialmente realizando ejercicios excéntricos iniciales y de potenciación posteriormente.
-Uso de calzado adecuado: Utilizar calzado deportivo que proporcione un buen soporte y amortiguación puede reducir el riesgo de tensiones en el tendón de Aquiles.
-Progresión gradual de la actividad: Aumentar gradualmente la intensidad y la duración de la actividad física para permitir que los tendones y los músculos se adapten a las demandas crecientes. Esto es especialmente importante en aquellos casos donde se vuelve a practicar un deporte de cierta intensidad tras un periodo de descanso o se aumenta mucho la intensidad del entrenamiento de forma repentina.