Inestabilidad crónica de tobillo o esguinces de repetición


La inestabilidad crónica del tobillo es una lesión provocada cuando existe un daño de los ligamentos del tobillo, habitualmente como consecuencia de un esguince «mal curado» adecuadamente, donde comenzamos a padecer esguinces de repetición. 

Cómo funcionan los ligamentos del tobillo 

El tobillo está sostenido por varios ligamentos. En la parte externa, hay tres ligamentos que forman un triángulo, siendo el ligamento peroneoastragalino anterior (que une principalmente a dos huesos, el astrágalo con el peroné), el afectado con más frecuencia dado que es el más débil. En la parte interna trabaja el ligamento deltoideo de un grosor considerable, por lo que su lesión aislada es menos frecuente. 

 

El tobillo se encuentra sujetado fundamentalmente por estos ligamentos, y cuando existe una lesión de alguno de ellos, además del dolor y la incapacidad para andar, puede desarrollarse una inestabilidad a largo plazo. La inestabilidad, al igual que el esguince de tobillo, es más frecuente en el lado externo. 

Por qué se produce la inestabilidad crónica de tobillo

Esta lesión se produce en personas que han padecido una rotura completa de ligamentos (lesión grado III) y no han logrado una recuperación adecuada, o una serie de lesiones de forma repetitiva que acaban por debilitar al ligamento. En ambas circunstancias se termina afectando a la capacidad del ligamento para estabilizar la articulación del tobillo. 

 

El cuadro clínico puede ser variable, aunque lo más frecuente es notar la sensación de que el tobillo se muestra inestable cuando andamos por superficies irregulares o que comenzamos a sufrir esguinces de repetición cuando practicamos deporte. Sin embargo, hay personas que experimentan dolor en el tobillo, tendinitis en algunos tendones que sirven como estabilizadores secundarios del tobillo, por ejemplo, los tendones peroneos. Estos tendones intentan suplir la función del ligamento dañado, sufriendo a la larga agotamiento y daño por la inestabilidad crónica. 

Pinche aquí para saber más sobre la tendinitis de los peroneos.

Aunque hay personas que son capaces de vivir con esta lesión crónica sin problemas, otras padecerán estos síntomas comentados previamente, por lo que necesitaran valoración por un especialista. A la larga, la inestabilidad crónica de tobillo provoca daño del cartílago articular y artrosis de tobillo

Pinche aquí para saber más sobre la artrosis de tobillo

Para diagnosticar adecuadamente esta lesión además de explorar adecuadamente al paciente debemos realizar radiografías de tobillo y una resonancia magnética, que nos dará datos de que ligamentos están dañados y si existen lesiones asociadas.

Tratamiento de la inestabilidad crónica de tobillo

El tratamiento inicial de la inestabilidad crónica de tobillo consiste en realizar un entrenamiento propioceptivo para que el resto de estabilizadores del tobillo (los estabilizadores dinámicos) sean capaces de sustituir a los ligamentos dañados. Estos estabilizadores son el resto de las estructuras musculotendinosas que intervienen en el movimiento del tobillo. El objetivo del entrenamiento propioceptivo debe ir acompañado de un programa de fortalecimiento de estas estructuras que consigan evitar su agotamiento en el día a día, y por lo tanto que el paciente no padezca inestabilidad ni dolor. Es recomendable acudir a un especialista en fisioterapia deportiva que nos guíe en este tratamiento de forma adecuada. Cuando mediante este método no logramos una respuesta adecuada, o en aquellas personas que realizan actividades con alta demanda sobre el tobillo (deportistas de alto nivel), optamos por el tratamiento mediante cirugía.

 

Cirugía de la inestabilidad crónica de tobillo  

Existen fundamentalmente dos opciones de cirugía:

– Reparación ligamentosa con refuerzo: En esta técnica se intenta reparar los ligamentos previamente dañados, realizando una sutura directa, a la que añadimos un refuerzo dado que el tejido original se encuentra debilitado.

– Reconstrucción ligamentosa: En esta opción reconstruimos los ligamentos desde cero. Se emplean injertos del propio paciente o de un donante. Solemos emplear esta técnica cuando tenemos dudas sobre la viabilidad el tejido original o cuando otras técnicas han fracasado. 

Aunque la recuperación tras la cirugía debe ser lenta y cuidadosa, los resultados de estas técnicas suelen ser satisfactorios, llegando incluso a permitir volver a una practica deportiva en un alto porcentaje de pacientes tratados. 

 

Recuperación tras la cirugía

El tiempo de recuperación tras una intervención de este tipo es variable. Habitualmente durante 8 semanas se mantiene una ortesis (botín ortopédico) en el tobillo, limitando la carga con muletas. A partir de los tres meses puede hacerse una vida sin muletas y a entre los 4 y los 6 meses iniciar el retorno al deporte (variable según qué deporte sea).

 

Secuelas del esguince de tobillo

En la inestabilidad crónica de tobillo es habitual encontrar lesiones asociadas. Dentro de ellas las más frecuentes son: 

Lesión del cartílago del astrágalo (osteocondritis). Consiste en la lesión en diverso grado del cartílago articular del astrágalo, lo cual puede provocar dolor crónico. La lesión es secuela de impactos anómalos entre las superficies articulares de los huesos del tobillo. Puede provocar dolor y artrosis a largo plazo. 

Pinche aquí para saber más sobre osteocondritis de astrágalo

Lesiones de los tendones peroneos: desde tendinitis hasta luxaciones completas, ya sea por daño directo en alguna de las torceduras o por sufrimiento tendinoso al actuar como estabilizadores dinámicos del tobillo. 

 

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