Rotura muscular o fibrilar


¿Qué es la rotura fibrilar?

Las roturas fibrilares son una de las lesiones más comunes en los deportistas. Consisten en la lesión del tejido muscular donde se producen pequeños desgarros musculares que provocan inflamación, dolor y hematoma. Estas lesiones no suelen ser graves a largo plazo, aunque el periodo de recuperación puede ser variable según el grado de afectación.

¿Por qué se produce la rotura fibrilar?

Las roturas fibrilares ocurren cuando se somete a un musculo a una demanda intensa. Durante la práctica deportiva, en las ocasiones que aumenta la intensidad o la duración del ejercicio o si existen condiciones que pueden alterar la resistencia del tejido muscular (deshidratación, alteraciones metabólicas o iónicas) sobrepasando la resistencia del propio tejido.  Esto es común en corredores de fondo o deportes en los que alternamos sprint con periodos de stop. En personas que se inician en un deporte específico o que recuperan su nivel previo tras un descanso, un entrenamiento inadecuado es un factor de riesgo crucial para estas lesiones. Otra causa que también es frecuente pero que afecta a toda la población es la rotura fibrilar tras un traumatismo por una contusión directa.

Grados de rotura fibrilar 

La gravedad de una rotura fibrilar se clasifica en tres grados, cada uno con características y tratamientos específicos:

Grado I: Se trata de una rotura leve que afecta a un pequeño número de fibras musculares. Los síntomas incluyen dolor leve y molestia, especialmente al contraer el músculo afectado. No suele haber pérdida significativa de fuerza o movimiento.

Grado II: En este grado, un mayor número de fibras musculares se ven afectadas. El dolor es más intenso, hay hinchazón y posibles hematomas. La fuerza y el rango de movimiento pueden estar significativamente comprometidos.

Grado III (Rotura muscular): Es la forma más grave de rotura fibrilar, donde se produce una ruptura completa del músculo. El dolor es severo, hay hinchazón considerable y hematomas extensos. La función muscular se pierde casi por completo y se puede observar una deformidad (GAP) en el músculo afectado.

Otra lesión que está relacionada con las roturas fibrilares por aparecer en deportistas es la rotura tendinosa, aunque por sus características comunes su tratamiento suele ser quirúrgico.

¿Qué músculos se ven más afectados? 

 

Aunque cualquier músculo puede padecer una rotura fibrilar, aunque hay algunos grupos musculares que se afectan con más frecuencia como:

– Gemelo-Soleo (Triceps sural): Típica de deportes con arrancadas rápidas desde una posición de stop (pádel, tenis) o en deportes con carrera de media distancia. Es habitual que aparezcan en pacientes que presentan alteraciones biomecánicas del pie como gemelo corto pies cavos o problemas de la fascia plantar. 

– Isquiotibiales: Típica lesión en deportistas de arrancada o aquellos que no superan distancias de 500 metros. Es habitual conocerla por su elevada incidencia en futbolistas y corredores olímpicos

– Cuádriceps: El cuádriceps puede lesionarse en varios de sus fascículos, aunque lo más frecuente suele ser en su porción anterior. Ciclistas, futbolistas y jugadores de baloncesto han sido afectados ampliamente por estas lesiones. 

– Aductores: Esta lesión se asocia a la pubalgia del deportista. Aparece en corredores de maratón y futbolistas.

Diagnóstico

 

El deportista que la padece suele notar un tirón o golpe en la región afectada, seguido de dolor y dificultad para correr o caminar, además al ser una lesión típica en deportistas, es habitual que el mismo paciente la reconozca enseguida por haber padecido la lesión en otras ocasiones. Para el diagnóstico de la rotura fibrilar no suelen ser necesario realizar pruebas complementarias. Cuando las lesiones presentan dudas diagnósticas, sobre todo si queremos diferenciarlas de una rotura tendinosa, nos ayudaremos de una ecografía para confirmar el diagnóstico, aunque un especialista entrenado suele diferenciar sin problemas ambas patologías en la mayoría de los casos. 

Tratamiento de la Rotura Fibrilar

El tratamiento de una rotura fibrilar suele ser conservador, lo que quiere decir que no es necesario ninguna cirugía salvo en ocasiones muy específicas. El tejido muscular presenta una muy buena vascularización, lo que implica que llega sangre con facilidad. Los tejidos con buen aporte sanguíneo tienen mucha capacidad de recuperación dado que a través de la sangre llegan células reparadoras (mesenquimales) y sustancias que favorecen la reparación. Sin embargo, el tejido cicatricial que se desarrolla junto a esas células reparadoras hace que el tejido nuevo no tenga la misma calidad del tejido original. El tiempo habitual para una recuperación variará en función del grado de la lesión, así las lesiones grado I tardan en sanar unas 3-4 semanas, mientras que las lesiones de grado II y III pueden necesitar entre 6-8 semanas. Algunas roturas musculares completas (lesiones grado III) pueden necesitar una reparación quirúrgica para evitar una disfunción muscular a largo plazo. 

Como medidas generales ante una rotura fibrilar siempre debemos aplicar

Reposo inicial y frio local durante 3-5 días. Esto junto con la elevación de la pierna y los antiinflamatorios es fundamental para controlar el dolor inicial. Junto a estos se pueden iniciar ejercicios de movilidad pasivos o activos suaves.

Punción ecoguiada. La empleamos en las primeras 72 horas como tratamiento para evacuar el hematoma cuando este es muy extenso. A la hora de realizar la punción, sobre todo en deportistas de alto nivel pueden inyectarse factores de crecimiento con el objetivo de acelerar la recuperación.

Fisioterapia. Con el objetivo de recuperar la función muscular, realizar un fortalecimiento adecuado y prevenir nuevas lesiones, un programa de rehabilitación específico es fundamental en aquellas personas que quieren realizar su actividad deportiva con una intensidad elevada. 

Cirugía de la Rotura Fibrilar 

Indicado en muy raras ocasiones, el tratamiento de la rotura fibrilar se reserva esencialmente en dos casos. El primero, una rotura muscular completa (Lesión Grado III) en pacientes deportistas de alto nivel en un grupo muscular que implique un déficit funcional importante, o el segundo una rotura acompañada de un hematoma que no responde al tratamiento conservador y comprime a estructuras vecinas pudiendo ocasionar daño severo, como la compresión de un nervio o de los vasos sanguíneos, o la secuela de un hematoma doloroso. En estos casos está indicada la cirugía para evacuar el hematoma y reparar la musculatura en los casos necesarios.

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