¿Que es la fractura de meseta tibial?
La fractura o rotura de meseta tibial es una rotura en la rodilla que afecta a la superficie de la tibia. Es una de las fracturas más graves que existen dado que incluso operándolas, es habitual que dejen algún tipo de secuela como dolor a largo plazo, habitualmente rigidez en la propia rodilla, dolor o sensaciones extrañas al caminar, incluso a medio o largo plazo que la articulación de la rodilla comience un proceso degenerativo llegando al desarrollo de artrosis.
Este tipo de fracturas las vemos o en pacientes que sufren grandes traumatismos como accidentes de tráfico, esquí, caídas de elevada altura, etc; o pacientes mayores con un hueso débil debido a la osteoporosis. Cada tipo de fractura de meseta tibial puede ser muy diferente, y cada caso suele ser único, aunque pueden presentar características comunes.
Para su diagnóstico por lo general emplearemos radiografías y nos ayudaremos de un TAC antes de la cirugía, el cual nos ayuda a determinar con exactitud las características de la fractura y como debemos de operarla.
Tratamiento de la fractura de meseta tibial
Es habitual la necesidad de cirugía para tratar estas fracturas. Esta cirugía es de las más complejas y demandantes que podemos operar los traumatólogos, y el objetivo será colocar los fragmentos en su sitio y sujetarlos, habitualmente mediante placas y tornillos. Además, en ocasiones será necesario realizar una artroscopia en el propio momento de la cirugía o posteriorimente para valorar el estado de los meniscos y los ligamentos de la rodilla.
Recuperación tras la fractura de meseta tibial
La recuperación suele ser lenta y debe hacerse con cuidado. Es importante controlar que la piel cicatrice de forma adecuada, lo que sucede en unos 15-20 días tras la intervención. La movilidad por lo general suele intentar recuperarse de forma rápida, aunque para volver a plantar peso en la pierna es necesario esperar entre dos y tres meses tras la cirugía. La recuperación completa para volver a trabajar o practicar deporte suele demorarse entre los 4-6 meses, y ocasionalmente es necesario volver al quirófano para retirar las placas si estas molestan.
Pinche aquí para ver el protocolo de recuperación tras una cirugía de meseta tibial.